Obligaciones

29.3.17

¿No habéis tenido alguna vez ese momento en el que no queréis hacer nada y llega algo (o alguien) que te recuerda la realidad? Malditas seáis esas personas. Es broma, creo...


 A lo que voy es que justo como acabo de contar hay momentos en los que me gustaría no hacer nada, con mirar al techo me basta, pero de pronto, como quien no quiere la cosa, te acuerdas. ¡Los deberes de matemáticas! o ¡el relato de inglés! el cual da la casualidad debería estar haciendo—. Se llaman obligaciones, señores.

Y es que las susodichas son la fuente del aburrimiento; por lo menos para mí. He perdido la cuenta de cuántas veces he dejado un deporte o actividad extraescolar porque ya lo consideraba más una especie de ritual que un modo de obtener diversión. Como buena géminis, soy inconstante y si algo me aburre, lo dejo. Claro que llega un punto en el que digo: esto hay que hacerlo hoy sí o sí. ¿Que lo hago justo el día anterior? Pues sí; pero mira, por lo menos... No todo es malo, seamos realistas: lo que hago, lo hago bien.

Por supuesto, mis padres están al tanto de mi hábito y han tratado de cambiarlo... sin éxito. Este blog mismo, por ejemplo, nació de mi aburrimiento y mis ganas de jugar con el diseño web —que me fascina . Y por ello espero que dure.

Buf, creo que debería estudiar Lengua así que con esto y un bizcocho... ¡hasta que vuelva la inspiración! (Esperemos que no sea tres meses después).

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